Salvador García, Agricultor del año 2017

Salvador García Martínez, nació en Jumilla un lunes 12 de enero de 1931, hijo de Pedro y Pascuala, el primer día de la semana, lo cual marcó su amor al trabajo, innegable lucha y esfuerzo con la que desarrolló toda su labor en la agricultura, siguiendo la tradición familiar, que pese haber tenido alguna posibilidad de cambiar de trabajo, nunca la abandono hasta su jubilación forzosa, que por la edad, y un accidente laboral y la huella que ha ido dejando en su cuerpo el trabajo duro, le impiden realizar cualquier labor en el campo, si no, tengan a bien seguro, aún estaría disfrutando de aquello que le hizo más feliz, la agricultura.

Agricultor 2017

Ocupó la quinta posición de seis hermanos, y que el paso del tiempo se los ha ido arrebatando. Cuenta con 5 hijos, 15 nietos, 7 biznietos y viniendo el octavo de camino. Ha sido un padre ejemplar, que inculco a sus hijos los valores que todo humano debería de tener, tal como la honradez, humildad, honestidad, además de su pasión y entrega, en el bello arte del cultivo, ejerciendo de maestro para enseñar a sus hijos las técnicas y secretos más ocultos de las labores de la tierra.

Sus consejos eran:

Amar la tierra, la tierra siempre hay que acariciarla con pases suaves, la tierra no se come nada de nadie, siempre te devuelve lo que le haces con creces y lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie.

Su infancia transcurrió entre la cuesta Puntero y el Paraje de La Jimena, un precioso espacio natural entre olivos, almendros y viñedos, desde que empezó a caminar, ayudaba a su padre Pedro a trabajar en el campo y a cuidar a los animales. Recuerda anécdotas de su niñez, en el que jugaba con sus hermanos, y en una época dura tras la postguerra, en la que si bien no pasó mucha hambre, gracias al trabajo y los frutos del campo, de no pudo ir a la escuela, dedicando su plena niñez y adolescencia al trabajo en el campo.

A los 20 años realizo el servicio militar en Paterna, (Valencia) la primera vez que abandonó por un tiempo su amada Jumilla. Allí tuvo la primera oportunidad de alejarse de su profesión amada, ya que unos familiares de su madre, le insistieron para que aceptara un trabajo en tierras Valencianas, pero decidió que su lugar estaba junto a su padre, aprendiendo y trabajando en lo que más le gustaba y ha sido su vida, la AGRICULTURA.

Una de las fechas más importante en su vida fue el sábado 9 de febrero de 1958, a las 6:00 horas de la mañana, ya que estaba de luto por la muerte de su madre, y con 27 años de edad, contrajo matrimonio con Josefa, la cual ha sido su pilar en su andadura, su amor, sintiéndose orgulloso de que siempre le acompañara en su viaje, estando en todo momento compaginando las labores de casa, con las labores en la agricultura. Aún recuerda a sus hijos, que en la pieza de Pepico, entre los dos solos han recolectado, en dos días, un remolque lleno de oliva, sobre unos 800 kilos.

Tras el matrimonio, debido a las duras y escasas condiciones laborales que había en el pueblo, se tuvieron que marchar a Novelda, donde realizaría labores en la recogida de tomates y embolsando uva. El medio de transporte por aquella época era la bicicleta, y como no había más remedio, Salvador y Josefa, que por entonces se encontraba embarazada de 8 meses de su primer hijo, se montaban en su bicicleta y se desplazaban al lugar de trabajo en ella.

A punto de que naciera su primer hijo, volvieron a Jumilla, y nunca más lo abandonarían, estableciendo la residencia en una cueva familiar de la Cuesta Puntero, donde nacieron sus tres primeros hijos, Pedro, Pascuala, y Nemesio, compaginando estancias, durante las campañas de recolección, en el Paraje de La Jimena.

En un periodo de tiempo estuvieron viviendo en la casa de campo, de una pequeña finca que arrendaron en el paraje del Ardal. El primer año fue muy duro, ya que con 20.000 cepas, solo recolectaron 6000 kg de uva, motivado por la falta de lluvias y escaso alimento que tenían las viñas, teniendo que sobrevivir todo el año con aquello, llegado el invierno sembró de cereales toda la tierra blanca que tenía la finca para poder alimentar la caballería, y así conseguiría estiércol y poder alimentar los viñedos que pronto empezaron a mejorar aquellos cultivos mejorando así su producción. Lo más duro cuando tenía que marchar hacia el paraje de la Jimena para cultivar los olivos viñas y almendros, las tierras que ya tenía, quedando sola su esposa en el Ardal con sus hijos, ya que entonces las faenas se hacían con mulas, y el viaje era con el carro que duraba más de 7 horas, y toda una semana solos cada uno en un campo, para poder alimentar a sus hijos decidieron comprar una cabra ya que así podrían completar la alimentación de leche y queso, en el horno hacían el pan que tenían para toda la semana, ya que el pueblo quedaba muy lejos y no era posible suministrarse a diario. Durante todo ese tiempo, mientras que su esposa se dedicaba a cuidar a sus hijos y al ganado, él se dedicaba a trabajar las viñas, tierras de barbechos, almendros y olivos, fueron años muy duros, labrando con dos mulas y dos araos de sol a sol.

Cuando regresaron después de cinco años al pueblo, vinieron con todo un ganado de 33 cabras, que vendió dos años después para poder reparar la casa.

Tras su periodo por El Ardal, se afincaron definitivamente en el pueblo, adquiriendo la casa donde actualmente residen y donde nacieron sus dos últimos hijos, Salvador, y José MarÍa.

Con el duro trabajo de toda una vida, consiguieron comprar un tractor, y fue adquiriendo pequeñas parcelas donde desarrollaría su labor, compaginándola con una finca, arrendada en el paraje de Los Gavilanes, de más de 150 hectáreas de viñedos, donde sufriría el accidente que casi le cuesta el brazo derecho.

Durante toda su vida se ha involucrado en todo lo relacionado con las actividades agrarias, siendo socio fundador de la Unión de Campesinos y Ganaderos, en una época en el que la represión por la dictadura, casi les lleva a la cárcel, luchando fervientemente por conseguir todas la mejoras para el sector.

Para él es un honor recibir este reconocimiento a una labor que ha sido toda una vida dedicada por y para la agricultura.

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